Estábamos en el 160 camino a casa de Vladimiro lleno de compras del día.
Todos los asientos dobles estaban ocupados por 1 persona así que nos sentamos uno tras el otro. Al lado mío, una nena de 14 años dormía con una bolsa con pan y fiambre envuelto en papel de almacén en sus rodillas.
15 cuadras antes de bajarnos, la nena se despierta, me toca el brazo, muda, me mira fijo, como poseida (era la misma mirada de una India hipnotizada, antes de desmayarse, que siempre me dio miedo, de uno de los cuentos de Tintín)
...y me dice -"Este es tu pedido". Seria, se queda callada y yo le pregunto -"¿que me queres decir?" y elevando la vos me vuelve a decir 3 veces -"¿Este pedido me lo hiciste vos no?, esto es para vos, si". y me quiere dar la bolsa.
Como en mi cartera llevaba la copiadora de dvd nueva, y varias cosillas recién compradas, le di la cartera a mi hermano y le repetí varias veces que no, que gracias, que eso no era para mi, sonriéndole, tranquilizándola.
A todo esto las señoras que estaban sentadas detrás comenzaron a asomarse con sus manitas en los respaldos y yo comencé a alejarme de la nena que volvió a caer como en una hipnosis contra el vidrio, mientras sacudía la bolsa de pan.
Bajamos del 160 asesino, esperando que cuando llegaramos a la puerta de casa, no estuviera alli de nuevo ofreciendonos la bolsa.
miércoles, 24 de noviembre de 2004
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